“La vida y la muerte”
Teresa
Ferrer
Laia
Gil
El
17 de Marzo 1999, JAM trae a su Curso de OL, “La experiencia de lo real, en la
cura psicoanalítica”, la segunda escansión del Curso, que le ocupará 4 (clases
17-24-31 de marzo y 7 de abril, c-12-13-14-15). Se trata de unas conferencias
que dio en Los Ángeles, en la Universidad de California (su último Curso fue el
10 de febrero) en las que aisló “Seis Paradigmas del goce”, en la obra de
Lacan, 6 paradigmas, modelos de satisfacción que en nuestra sociedad tenemos
los humanos.
El
14 de Abril, presentará lo que va a contar en Brasil, y de lo que dirá: “voy
hablarles del cuerpo en psicoanálisis, y me referiré a lo que constituye el
séptimo paradigma, que parte de las afecciones del cuerpo”. Esto supone la
tercera excansión de Curso. El séptimo paradigma, que es clave en el siglo XXI
y la única forma de entender el apego del sujeto a la vida y a su cuerpo, en
nuestro tiempo actual, que no siempre fue así. Sorprende que con los 6
paradigmas primeros forme un grupo, y el 7 lo ubique solo, pero ser verá el por
qué?
Bien
este año, en este taller dedicado a los Cursos de JAM, en el marco del
psicoanálisis hoy en día, vamos a comentar el del 1998-99 “La experiencia de lo
real en la cura psicoanalítica”. Este Curso consta de tres escansiones, la
segunda y la tercera ya las he introducido, y en la primera que va de la clase
1 a la clase 11 JAM nos indica ¿qué es lo real?, no acorde con la búsqueda de
la verdad, para abordarlo hay que hacerlo a través de la respuesta, no de la
pregunta, y a falta de un discurso sobre él, (ya que es fuera del sentido y sin
ley), a falta de un discurso sobre él, hay una “experiencia de lo real”: que es
carácter, defensa, goce y pulsión, a diferencia de lo que se agrupa en lo
simbólico: síntoma, represión, deseo e inconsciente.
El
psicoanálisis tiene un momento de partida, dentro de la obra de Freud, cuando en 1.919 nos sorprende con el texto
“Más allá del principio del placer”, en el que se separa de cualquier intento
de “terapéutica-cura-consuelo” para ir al fondo del sufrimiento humano del que
responsabiliza a la “repetición” que se produce en la vida de cada persona.
Laia
presentará la clase 17 “Biología lacaniana” y luego retomaré yo la 18 “La
muerte anticipada”.
¿Por
qué el séptimo paradigma del goce, que parte de las afecciones del cuerpo
comienza con una reflexión sobre LA VIDA?, porque como dice Lacan en su
seminario de 1955 (S-2 El yo en la teoría de Freud y en la técnica
psicoanalítica), cita que inaugura esta clase: “el fenómeno de la vida
permanece en su esencia completamente impenetrable, sigue escapándosenos más
allá de lo que hagamos”. Nos haces el honor Laia?
Intervención de Laia Gil
(clase XVII)
¿Por
qué dice Lacan en su seminario de 1955, “El fenómeno de la vida permanece en su
esencia impenetrable, sigue escapándosenos más allá de lo que hagamos”? (pág.
299)
¿Qué
es la vida? ¿Y qué importancia tiene para el psicoanálisis la vida?
En
el texto de Freud de 1919, en el que están basadas estas dos clases, “Más
allá
del principio del placer”, encontramos una reflexión especulativa de altos
vuelos, totalmente futurista, sobre el sufrimiento del ser humano, ¿por qué
Freud inicia toda esta disertación?, porque es el momento en que en la clínica,
se da cuenta que hacer consciente lo inconsciente, no funciona. La gente sigue
buscando y encontrando su mal y por mucho que se le exponga, que se le
explique, buscarlo lo busca.
¡Houston
tenemos un problema!, dice Freud, ¡el principio de placer no funciona!, y como
la cosa es gorda tiene que irse al cosmos para encontrar la verdad que hay ahí
fuera. Para ello coge, dos fenómenos donde se ve claramente que la gente busca
más su displacer: el juego infantil y las pesadillas traumáticas…tened en
cuenta que estamos en el 19, recibiendo los impactos de la Gran guerra, que a
Freud le llegan con los psicoanálisis de las neurosis de guerra. En ellas, en
las pesadillas, observa que los sujetos repiten el bombardeo, el momento
traumático que vivieron, en vez de soñar que se soluciona, lo que estaría más a
favor del principio del placer, vamos que estaría más tranquilo.
En
los juegos infantiles observa, a su nieto de año y medio, esconder un juguete
con un sonido prolongado “foooort”(se va), debajo de un armario, lo deja un
rato y lo saca con un “Da”(aquí está) placentero pero muy rápido, para
enseguida volverlo a esconder. Freud lo relaciona fácilmente con vivenciar,
esta vez en papel activo, la marcha de su madre y el que lo deje solo. Lo que
le sorprende, es que el juguete está mucho más tiempo escondido, y que lo que
más repite con diferencia es la acción de esconderlo, o tirar los juguetes
lejos de sí, si fuera por el principio de placer, estaría todo el tiempo
sacando el juguete.
Muy
metódicamente, de esto Freud, aísla la repetición, concepto fundamental para el
ser humano, que siempre tropieza con la misma piedra en su vida. Lo que le
lleva a afirmar, que la compulsión de repetición es una satisfacción placentera
directa, que se salta la espera que la realidad le pone al principio de placer.
Vamos
que uno toma lo que le pone, y el que sea bueno o malo es otro cantar, y cuando
digo bueno o malo, me refiero para su cuerpo y para su vida. Si a uno le pone
emborracharse, va y se emborracha, si a uno le va que le insulten, pues lo
insultan.
Como
esta compulsión de repetición hace estragos en el cuerpo, Freud se va a buscar
las respuestas en la biología, y de todos los que encuentra, al que elige muy
certeramente es a August Weismann (biólogo alemán y notable teórico evolutivo
situado por algunos la altura de Darwin) un precursor de Watson y Crick, ya que
la distinción entre soma y germen es una anticipación del descubrimiento de la doble hélice en
1953, descubrimiento que revoluciona, el de Weismann, todo el concepto de vida.
La vida que se pensaba como un ser único, con una unidad armónica, se
convierte, en algo fragmentado, la vida se confunde con los elementos
microscópicos, que no distinguen la materia animada de la inanimada.
El
concepto vida entra en decadencia al ponerse en juego “una biología sin la
vida, cuyo verdadero objeto son los algoritmos de los seres vivientes”, citando
a François Jacob. Es el Autor, del que Lacan pesca junto a Descartes, la idea de la separación de la vida y del
cuerpo. De un lado Jacob, un biólogo premiado con el nobel, por sus
investigaciones sobre cómo las proteínas regulan ellas mismas la actividad de
los genes, ya no es el cuerpo unificado del “tiene los ojos de su madre y el
andar de su padre”, sino que ahora es lo
microscópico quien decide. De Descartes, con su pienso luego existo, que no es
lo mismo siento luego existo, su idea es reducir la materia a la extensión, lo
que implica que lo que no se puede medir y expresar en forma numérica no podrá
ser conocido ni considerado, tras lo cual Lacan amplia la separación de la vida
y el cuerpo a la separación del goce y el cuerpo.
Es
por todo esto que JAM titula a este capítulo “biología lacaniana”, para
diferenciarlo de la biología que pone en juego el descubrimiento de la estructura del ADN, del corte
quirúrgico del doctor Christiaan Barnard (primer trasplante de corazón) que
marca una época, de la ingeniería genética que crea órganos de la nada, pues
aunque el fin de todo esto sea la cura, descompone al cuerpo como una máquina.
Y desde esta idea de la descomposición, dirá Lacan que no se es un cuerpo, sino
que el hombre tiene un cuerpo.
¿Porque
este cambio? es la diferencia con los animales, que sí son un cuerpo, pues no
tienen estatuto de ser hablante, dirá Lacan.
El ser un cuerpo, supone un saber qué somos, y Freud, ya nos dejó muy
claro, en “Más allá del principio del placer” que ni siquiera la exposición de
lo que sucede, hace cesar al sujeto de volver a repetir su displacer.
¿Qué
causa pues esta repetición compulsiva? La respuesta de Freud es una
reestructuración de su teoría sobre la pulsión, que divide en pulsión de vida y
pulsión de muerte, y que funcionan entrelazadamente, no hay una sin la otra.
Aclaro que la pulsión de muerte no habla de muerte biológica, no es que alguien
se quiera morir, sino que de hecho es un más allá de la vida, pero abierto
añadirá Lacan, al ser hablante por la
vía del lenguaje ¿Qué quiere decir? Allá
donde hay amor, hay odio; donde hay placer, hay displacer; donde se crea
también se destruye; donde hay vida hay muerte, estamos hablando del goce. Y es
que cuando un cuerpo nace, la sustancia viva que acaba de venir al mundo es
desgarrada al ser atravesada/habitada por algo que ya existía antes que el
cuerpo mismo, hablamos del lenguaje. Estamos hablando de que con la muerte del
cuerpo solo queda, lo único que perdura es el significante. De hecho dirá Lacan
más adelante, la pulsión de muerte es el lenguaje.
Dice
JAM, en el capítulo siguiente, “la vida es condición de goce, una condición
necesaria, pero no suficiente”, es de lo que se ocupará Teresa a continuación,
de la muerte. Muchas gracias.
Intervención de Teresa Ferrer
(clase XVIII)
“La
vida es condición de goce, necesaria pero no suficiente” (cita con la que
comienza la clase pag. 319)
Creo
a estas altura se intuye que el placer y el goce no es lo mismo. Ambos tienen
que ver con la satisfacción, pero si el placer se piensa del lado del
bienestar, relax, del estar tranquilo, el goce, evoca una excitación satisfaciéndose,
eso es el goce que nos evoca esa definición freudiana de la “repetición” (la “compulsión
de repetición” es una satisfacción placentera directa. C-3 de “Más allá del
principio del placer”) ¿Pero qué excitación se está satisfaciendo? LA PULSIÓN
¿Qué
es la pulsión? no es: ni el instinto, ni el estímulo. Freud la introduce en su
texto “Pulsiones y destinos de pulsión”, 1.915, como un concepto básico de una
nueva materia que emerge, el psicoanálisis, y que como todo concepto básico
científico, es de entrada un axioma que irá cobrando contenido. De la pulsión
dirá, que a diferencia del estímulo, proviene del mundo interior, de nuestro
organismo. No es, a diferencia del estímulo, una fuerza de choque momentánea,
sino una fuerza constante que Freud eleva al nivel de necesidad, sustituye a la
necesidad en los humanos, y solo se cancela con la satisfacción. Es de “naturaleza
biológica”. Es un concepto fronterizo entre lo anímico y lo somático, como un
representante psíquico de los estímulos que provienen del interior del cuerpo y
alcanzan el alma, como una medida de la exigencia de trabajo que es impuesta a
lo anímico a consecuencia de su trabazón con lo corporal! (página 117 pulsiones
y destinos de pulsión). Más referencia al cuerpo viviente imposible, por eso el
psicoanálisis se interesa en qué es el cuerpo y
la vida.
¿Qué
es lo que produce esa fuerza constante que proviene del interior del organismo?
El significante, la lengua. Un cuerpo vivo es un cuerpo afectado por el significante,
atravesado por la lengua que lo habita y le provoca ese “estímulo” interno
orgánico llamado pulsión, que desplaza a la necesidad, convirtiéndose en la
misma, y que solo se apacigua por la satisfacción. Os he dicho que el goce es la
pulsión satisfaciéndose, y eso es un afecto, el goce es un afecto.
El
atravesamiento que lalengua produce en el organismo, lo desregula, lo separa de
la adaptación. Somos, a diferencia de los animales que están adaptados a su
medio (significa relación punto por punto entre el mundo interior y el exterior
p.325) somos seres inadaptados que en lugar de la armonía de la adaptación
tenemos la repetición que se le opone a la misma, lo que produce en el ser humano una insatisfacción que le llevará a
buscar satisfacciones que den la plenitud que jamás encuentra.
Así
pues tenemos para la vida: la condición de cuerpo, la condición del significante,
y la condición de goce. Condición de cuerpo no simbólico, ni imaginario en su
bella y unificante forma, sino un cuerpo vivo afectado por el goce. La búsqueda
de “ese afecto” es lo que el ser humano, el ser hablante repite, y en su origen,
repite la huella que dejó lalengua en su cuerpo, la busca pues es lo que le hace
sentir vivo, aunque lo mate.
Esto
nos lleva a una clínica que tomaría como pivote el síntoma como acontecimiento
del cuerpo, muy de acuerdo a la definición freudiana del síntoma como satisfacción
de la pulsión (I-S-A). La biología lacaniana es: la recuperación de la
sintomatología a partir de los acontecimientos del cuerpo.
Esto
es el 7 paradigma del goce, y apunta a la “repetición de la singularidad que a
cada uno le produjo el encuentro con el lenguaje”, es la causa de enfermar y la
causa de vida.
Pero
bueno, creo me he ido por los cerros de Ubeda, ya que como Laia ha dicho, ella ha
hablado de vida yo debería hablar de muerte. Os tengo que contagiar la
admiración, ¿qué digo admiración? devoción por el texto freudiano “Más allá del
principio del placer”, Leerlo, da igual que lo entendáis todo, poco, más, menos
o a medias, ya que no será la única vez que lo leáis. Consta de 7 capítulos y
la clase del Curso que me ocupa, clase 18 “La muerte anticipada” está
completamente basada en el capítulo V, que trata de la vida y el VI, que trata
de la muerte.
Nos
quedamos en un cuerpo vivo que es habitado por el lenguaje. Esto, nos dirá Lacan,
retomando el mito de Aristófanes que cita Freud en el C-6 del “Más allá del principio
del placer”, produce un órgano en el cuerpo humano, un órgano más, la lengua
produce un órgano, es lo que Freud llamó la libido. Este órgano es mortífero a
la vez que vital, pues infunde la vida humana tal y como la conocemos. Lalengua
crea como una pequeña laminilla que se pega al cuerpo. Su funcionamiento de
entrada es de júbilo, aparece regocijo, acontecimiento de temblor,
estremecimiento en el cuerpo que podéis observar en cualquier niño desde recién
nacido, emite sonidos, gorgoteos, que le elevan a grados de éxtasis, como se ve
en sus caritas, canturrea, se escucha en una especie de autismo ronroneante. Es
la libido presente en la pulsión de vida.
Luego
vendrá, la utilización de las palabras, sin entender lo que dicen, las frases
que tanto nos sorprenden de los niños, que copian su sonido sin conocer su
significado, y así nos malentendemos la mar de bien!
Después
el significado se instala, igual que el sentido, la sexualidad infantil,
reordena las fases de la libido, oral, anal, fálica en el complejo de Edipo
(reordenarlas no significa que las arregle). La operación de sentido lo capta,
se instala e inaugura su SER, que no su cuerpo y se aliena a lo que elige ser,
convirtiéndose en un ser que tiene un cuerpo, no un cuerpo que tiene un ser. El
ser es del sentido que le precedió al nacer, que eligió en vida y que
permanecerá fijo en su tumba tras la muerte de su cuerpo. Esta es la libido
presente en la pulsión de muerte.
Esas
excitaciones orgánicas que Freud llamó pulsión, y que a lo largo de sus textos
ha ido repartiendo en pulsiones yoicas o de autoconservación del individuo, y
pulsiones sexuales para conservación de la especie, en el texto del 19 se
tambalean por la “repetición”. A los ejemplos que Laia a citado añado el gusto
de los niños por no cambiar ni una coma de un relato o un cuento, mientras que
un chiste escuchado por segunda vez, no hace la misma gracia, o difícilmente se
vuelve a leer una novela acabada de terminar. Así pues cuando Freud trae los
ejemplos de las neurosis de guerra, el juego infantil y el relato repetitivo,
que le fuerzan a pensar la muerte como destino del vivo atrapado por una
repetición que es tendencia hacia la muerte, Lacan nos hará observar que no es
nada biológico, ya que no es la muerte de los seres vivos, sino lo vivido
humano, el intercambio interhumano, la intersubjetividad, el hecho del lenguaje.
Las
pulsiones yoicas de autoconservación tras la introducción de la repetición se
le vuelven pulsiones de muerte, que dirá Lacan, es con el nombre que aparece la
primera vez el superyó en la obra de Freud: como principio de la repetición
antivital (goza).
Y
las pulsiones sexuales que se le transforman en guardianas de la vida, las
llamará pulsión de vida, pero ellas anticipan la muerte. Es por ello que dirá
Lacan, todas las pulsiones son de muerte, la pulsión es pulsión de muerte.
Y
para concluir unas palabras sobre si la vida tiene algo que ver con la
muerte?
La muerte no es complementaria de la vida, la muerte en cuanto tenemos relación
con ella en la vida, es muerte significante, que traduce la invasión de la
muerte en la vida.
Nos
mata el significante al que nos alienamos, el S1 que creemos ser y somos, pero
el cuerpo sigue buscando aquel regocijo inicial, aquel estremecimiento que
obtuvo al abrazar la lengua. Poner la hiancia entre el S1 y el cuerpo del
sujeto, que lo mortifica y lo conduce a los acontecimientos del cuerpo, conducirlo
a los acontecimientos del cuerpo, si no da la felicidad, sí da la libertad de
ser único en el mundo con un lugar en el que vivir.
Los
que dicen que hablar desahoga tienen razón, pero no como ellos piensan, que es
contando una historia traumática y dándole sentido. Tienen razón en que hablar
desahoga, pero si se le permite el blbalblalbalalbla sin sentido que solo, sólo
permite el psicoanálisis, es “la asociación libre”.
Valencia, 17 de octubre 2016